Lectores, sean bienvenidos al mundo entre las sombras

viernes, 16 de enero de 2015

Me gusta

Me gusta, pensaba mientras miraba al joven moreno, totalmente opuesto a lo definido como guapo, me gusta, pensaba mientras observaba la completa escena en el patio de mi vieja casa, me gusta, pensaba mientras miraba al joven alto, al joven moreno y al tipo blanco compartir un cigarro, me gusta, pensaba mientras me quedaba sola con el tipo blanco, me gusta, pensaba mientras el tipo blanco se me acercaba, me gusta, pensaba mientras el tipo blanco presionaba su boca con la mía, "pero no me gustas tu" le decía al tipo blanco mientras lo empujaba con fuerzas y corría a la desvencijada cocina de la casa. "¿Estás bien?"me preguntaba el joven moreno mientras mi corazón latía desbocado, me gustas, pensaba mientras el joven moreno me sentaba en una encimera y me examinaba como doctor, "me gustas" le decía sin darme cuenta "esto no puede ser" me replicaba mientras se encajaba suavemente entre mis piernas, presionando su evidencia de que yo no le pasaba inadvertida "A tu familia no le gustará" decía con un gemido mientras se lanzaba a saquear mi boca.
Me gusta, pensé con derrota al despertar agitada de la vívida pesadilla, con el sentimiento de la presión del joven aun en mi centro.

lunes, 22 de diciembre de 2014

Por siempre, tu y yo

Cada año, cierto hombrecito singular, veía la luna en la misma posición del cielo, con una botella de Rosé y dos copas, se sentaba en una manta a cuadros, que pudo haber tenido años mejores, se sentaba despacio, tratando de apaciguar el latente dolor de sus viejos huesos, servía ambas copas y las ponía sobre la manta y miraba la luna, las lagrimas corrían por su cara y el ni siquiera trataba de limpiarlas, miraba la luna recordando todos los años que venía haciendo lo mismo, todas las veces en que se sentó y solo miró, o aquellas en que se sentó y le conversó, nunca en los treinta años que llevaba haciendo eso bebió de alguna de las copas, pero a sus sesenta años alzó una y cerrando los ojos la bebió por completo, llorando con aun más fuerzas, se sirvió otra, y otra y así hasta que la botella se acabó. "Te amé, como en mi vida nunca he amado a nadie, lloré y reí contigo, me has acompañado durante más de cuarenta años, hace treinta que te has ido y aun sigues aquí" gritó apretando su pecho "¿Por qué te fuiste y me dejaste solo? ¿Cómo se suponía que seguiría sin ti? diablos, nena, apenas puedo pensar en como lo logré, nuestro ángel envejece, y puedo ver que así habrías sido, si hubieses tenido la oportunidad. ¿Sabes? aun me pregunto, porqué las cosas malas le suceden a la gente buena, luego me digo que el destino es una perra sin corazón, me dijeron una vez que te dejará ir, que buscara un nuevo amor, que aun era joven y guapo, que el contrato decía, hasta que la muerte los separe, pero tu y yo nunca lo firmamos, nunca pude siquiera proponértelo, porque cuando quise ponerte el anillo, la perra sin corazón nos separó" el hombre siguió llorando, gritando, contándole a la luna todo lo que había pasado y todo lo que no tuvo la oportunidad de ser, a las seis con treinta minutos comenzó el amanecer y el hombre se levantó con cuidado por el dolor, levantó la segunda copa que había permanecido llena durante toda la noche, la alzó hacía la figura redondeada que aun se dibujaba en el cielo y dijo "Mi querida, la niña ya ha crecido y no me necesita, los huesos ya me pesan y cabello no me queda, he esperado en soledad por ti y te he venido a ver cada año como recuerdo de lo ocurrido, no pude entonces, pero ahora te lo digo, cásate conmigo" y bebió la copa hasta que ya no quedó nada, se lamió los labios y con una sonrisa satisfecha cayó al piso, el dedo anular de la mano con la que sostenía la copa, poseía dos anillos ambos inscritos, "por siempre, tu y yo".

lunes, 3 de noviembre de 2014

camina derecho.

".-Caminar, que delicioso es caminar.- chillaba irritantemente la niña mientra me tiraba de la mano para llegar más rápido al parque, "caminar, que horrible es caminar", pensaba yo mientras miraba mis zapatos, las suelas estaban tan gastadas que podía sentir la textura de la grava en la planta del pie.
.-¿Crees que hayan más niños?.- me preguntó con los ojos muy abiertos
.-Por supuesto, María, habrán muchos.- la tranquilizaba con una sonrisa. Esa niña era una de las más difíciles que me habían tocado.
.- y tú ¿ya has hecho esto antes?.- me preguntó mientras saltaba un árbol
.-Muchas veces, María.- le respondí con paciencia, como siempre debía hacer con los niños
.-Y ¿no duele ,verdad?.-
.-No, María.-
.-Y ¿si me pierdo?.-
.-Yo te encontraré.-
Caminamos un poco más. Cuando se comenzaron a ver los árboles, sus manos comenzaron a temblar, la hice detenerse y la obligué a mirarme a los ojos:
.-Marías.- le dije.- Lo peor ya ha pasado, ahora se acerca la dicha y felicidad.-
.-pero, ¿ya no estarás conmigo?.-
.-Siempre estaré contigo, hasta el último momento.-
.-Entonces, estoy lista.-
Llegamos al parque y caminamos hacia la mujer que yo estaba esperando, cuando estuvimos frente a ella le susurré a María sus instrucciones, me dio un abrazo y caminó derecho, sin mirar atrás, hasta que se perdió dentro de la mujer"
.-¿Y qué fue lo que le susurraste, hombre?.- me pregunta Alonso
.-Le dije que debía caminar hacia la mujer hasta que olvidara su propio nombre, pues ahora olvidaría todo para convertirse en el bebé que esta mujer embarazada estaba esperando, que yo la volvería a ver, la próxima vez que su vida terminase.- le respondo a Alonso, el hombre mayor que me acompaña a ese mismo parque.